Hace un poco más de una semana ya que llegué a Bolivia y tanto ha pasado que no se ni por donde empezar. Debería de haber empezado este blog antes, pero así van las cosas. Trabajo mucho y no me ha dado tiempo de sentarme a contaros lo que me va pasando. Pero por lo menos empiezo ahora.. mejor que nunca no?
Hasta ahora me esta encantando mi experiencia en este país. Estoy aquí junto a tres otros americanos: Mark, un estudiante de medicina en su último año, Alice, una recién graduada de la Universidad de Yale y durante unos días más Becky, una pediatra. Cada mes tenemos nuevos voluntarios que vienen y pasan un mes ayudándonos a ver pacientes en la clínica. Trabajamos juntos en el pueblecito de Palacios de miércoles por la mañana hasta que atendemos el ultimo paciente el sábado por la tarde. Entonces empaquetamos todo y volvemos en coche las dos horas a nuestra casa en Santa Cruz. El domingo lo tenemos completamente libre para hacer lo que nos da la gana. Normalmente me gusta pasear por las calles buscando pastelerías o mirando puestos en las calles. Hasta ahora no he tenido suerte encontrando una pastelería que preparen algo típico boliviano pero seguiré buscando. Los lunes y martes tenemos consultas en el hospital público, el Hospital Japonés, por la mañana. Si tenemos suerte lo terminamos todo entre las 7 y mediodía. El resto del día andamos de aquí para allá con distintos encargos. Y otra vez llega el miércoles y empezamos toda la rutina de nuevo.
Jamás había visitado una ciudad como Santa Cruz. Las calles llenas de arena, edificios construidos de chapas de metal y perros callejeros por todas las esquinas. Siempre puedes ver lo que aquí llaman “micros” (mini autobuses) llenos de Bolivianos intentando llegar a su destino final. Pero, como en todas las ciudades, también hay zonas más lujosas, barrios con casas de ladrillo con sus jardines encerradas en verjas de metal. Allí vivimos nosotros, en el Barrio Aeronáutico, en una casa tipo chalet de dos pisos con una cocina grande, comedor, sala de estar y claro cuartos con aire acondicionado (un verdadero lujo).
Aunque llevo poco tiempo en Bolivia, ya han pasado muchísimas cosas. Alice desafortunadamente causó un accidente pequeñito con un taxista e involucró a la policía Boliviana (afortunadamente nuestro jefe el Dr. Douglas tiene muchas conexiones); eso es una historia muy larga e interesante en sí. Tantos mosquitos me han picado que parecía que tenía la varicela por todas mis piernas. Que asquerosidad de bicho!! Ayer, Caballo 2 me pisó el pie después de una mala experiencia de montar a caballo. Caballo 1 y Caballo 2 son los dos caballos que tiene la clínica. Quien sea que les puso esos nombres no fue muy creativo jaja. Pero con lo malo, también ocurre lo bueno. He aprendido a conducir nuestro coche de marchas y aún no se ha quedado atascado en el barro mientras estaba yo detrás del volante! Gracias a Mark y Becky, quienes me han dejado ver pacientes con ellos, he aprendido bastante medicina y he visto condiciones que normalmente no hubiese visto en los hospitales en EEUU. Algunas cosas comunes son la diabetes (afecta a 85% de nuestros pacientes), chagas, gastritis y problemas con la vesícula. Es increíble lo simples que son algunas condiciones o tratamientos pero a falta de ‘plata’ los pacientes sufren de enfermedades durante años sin atención médica. Además de lo médico, también he aprendido mucho de la cultura boliviana, pero eso para otro blog. Os mantendré al día desde ahora en adelante! Como dicen aquí... Ciao Ciao!
¡Conduciendo un coche de marchas y montando a caballo!...me encanta que te hayas animado a empezar el blog. Estoy intentando que papi tenga su propia cuenta para que en vez de estar soplandome en el cuello mientras lee esto lo haga en su IPad.
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